lunes, 24 de marzo de 2014

"EN MI". Gritos desde las entrañas.

Hoy traigo a este pequeño rincón que es mío y de mis pensamientos "EN MI".
"EN MI" es un grito salido desde lo más profundo de mis entrañas de mujer.

Un grito de tres minutos veintisiete segundos.


 "EN MI" en Vimeo


No he dado aquí mi opinión sobre la nueva ley del aborto que este gobierno fascista nos quiere hacer tragar. De hecho hace tiempo que no escribo sobre nada.


Voy a decir, debo decir, necesito decir que ya estoy harta de que estos cuerpos nuestros, nuestros y de nadie más, sean tratados como carne a peso. 
Voy a decir, debo decir, necesito decir que ya estoy harta de no avanzar. Harta de esa sensación que la sociedad me transmite de que "ya hay hombres que HASTA friegan los platos ¿Qué más pides, mujer?". 

Iros a la mierda. A la mierda más profunda y densa.
No os pedimos que nos dejéis decidir sobre nuestro cuerpo, os decimos que nadie más excepto nosotras mismas puede decidir nada que a nuestro cuerpo refiera. 
Os decimos que este fascismo vuestro se desangrará como se desangran nuestras tripas. 
Os decimos que no paráis nada, que lo que hacéis es fecundar odio, exprimir lágrimas, arrancar pieles, vaciar personas.


Cristina Gallo Calvo.
Lanzarote.
Marzo de dosmilcatorce.

De no encontrar las palabras nació este proyecto.
Que lo disfruten.






YouTube (no disponible para móviles):
https://www.youtube.com/watch?v=fAtiNXzsSco

Vimeo (para móviles y dispositivos):
https://vimeo.com/89813249


domingo, 13 de enero de 2013

#NoNecesitasEstarDelgada

Twitter, es una red social, cuanto menos, polémica. Y de cuando en cuando un 'hastag' susceptible de "liarla parda", se hace "Trending Topic"...

Hoy le ha tocado el turno a #NoNecesitasEstarDelgada.

Primero de todo: ¿por qué delgada?

A veces me pregunto si habrá mucha gente en este mundo que haya sido amamantada por su padre, porque no entiendo, y me niego a aceptar, el poco respeto que la sociedad muestra ante las mujeres. 

Madres, hermanas, hijas, primas, amigas conocidas y desconocidas. 

Mi femenino cerebro, no alcanza a entender porqué una mujer ha de justificar lo que pesa, la talla que usa, lo que mide, lo que come, con quien se acuesta, si se depila, y cómo, cuándo, y porqué hace todo lo que hace. Menos aún, entiendo o acepto, que sea mejor o peor valorada, o más o menos tenida en cuenta, por todo ello.


Las mujeres (que somos humanas) somos muy diferentes unas de otras. Somos altas, bajas, esbeltas, rellenitas, flacas, con curvas, rectas, con tetas grandes, con tetas pequeñas, con culazos o culillos,  caderonas, con piernas largas, con piernas cortas, morenas, rubias, pelirrojas, o con canas... y así, podríamos hacer combinaciones hasta el infinito.

Cada mujer es bella en sus formas, pero sobre todo, en su fondo. y así ha de ser querida y respetada. 







domingo, 25 de noviembre de 2012

"La generación perdida."

-Hola, me llamo Cristina, nací en 1989, y pertenezco a la generación perdida.
-¡Hola, Cristina! ¡Nosotros te escuchamos! 


Tengo 23 años, y estoy en el paro. 
La mitad de mi tiempo estudio, y la otra mitad, me pregunto qué va a pasar conmigo. 
Por el momento, como la gran parte de gente en mi franja de edad, trato de tomar esta situación con calma. Una calma, que muchas veces se convierte en la más profunda de las desesperanzas.
Somos una generación que ha crecido viendo a sus predecesoras "vivir por encima de sus posibilidades".

Somos los hijos del puto sueño español.
Somos la generación que dejó de ir al cole para ir a trabajar a la obra "porque se ganaba mucho dinero".
Somos la generación más formada y deformada que se alcance a recordar en este país.
Somos la generación que lo tiene todo, y no tiene nada.

Ahora nos venden la moto de que tenemos que conformarnos con lo que hay, y apretarnos el cinturón, hasta que pase el temporal. 

Sí, sí. Claro que sí. 

El tipo que lo dice, lleva un traje de marca, y tiene una cuenta bien gorda en un paraíso fiscal. Matricula a sus nenes en universidades privadas, y les colocará en una de sus empresas.

Mientras tú te desesperas. No importa cuántos CV envíes, ni entrevistas hagas. No importa ni tu imagen, ni tu formación o tu saber estar. No importa lo que vales. Importa el cómo, y por cuánto, te bajas los pantalones.

No importas. Eres un número que, circunstancialmente, manipulará el político de turno en su propio beneficio. 

Se acabaron las excusas para no luchar. El hambre ha llegado.






Cristina Gallo
Lanzarote, noviembre de 2012.







jueves, 26 de abril de 2012

Unreadable






Title: UNREADEABLE
Author: Crisis Gallo    (flavors.me/crisisgallo)
Cast: Ane Aiestaran Mujika, Ako Jamburia, Crisis Gallo, Dániel Oszkar Rákos, Mihaela Lungu, Samir Akacha, Yauheni Mukhin.
Music: "LOVE ROCKS EPILOGUE. Nicolaj Grandjean"
(The audio track belongs to Nikolaj Grandjean http://www.youtube.com/user/ngrandjean  http://ngrandjean.net/)


This "video art" was made during the spring of 2012
 in Gothemburg (Sweden).

martes, 31 de enero de 2012

"La soledad de las multitudes". | "The loneliness of crowds".

Gran parte del tiempo que pasamos fuera de nuestros hogares estamos rodeados de extraños. Construimos un muro de gestos educados y diplomacia; de amabilidad e incluso de sonrisas. Actuamos mecánicamente a diario. No somos máquinas, ni somos personas. 
Somos un punto intermedio y desequilibrado. 


A cada rato buscamos en el caos de nuestras vidas los momentos de soledad compartida

Compartida con tantos otros que buscan también su soledad.
Esos momentos en los que nos escuchamos a nosotros mismos en silencio, nos sinceramos y nos mentimos. Esos momentos en los que no importa cuanta gente hay alrededor,  porque estamos solos.



En Gotemburgo, Suecia, a 29 de enero de 2012.






[English]

Most of the time we spent outside of our homes we are surrounded by strangers. We built a wall of polite gestures and diplomacy; of kindness and even smiles. We act mechanically daily. We are not machines, nor persons. We are a point out oF balance somewhere in between.
Each time we look for moments of 'shared loneliness' in the chaos of our lifes. Lonliness shared with many others who are also looking for their own loneliness. Those moments when we hear ourselves in silence, we are sincere, we lie. Those moments that do not matter how many people there are around because we are alone.


Gothemburg, Sweden, January 29th

miércoles, 24 de febrero de 2010

Identidades.

[INTRODUCCIÓN: Yo, me reconozco.]
Probablemente cada mañana al despertar, te levantas, te diriges hacia el cuarto de baño, y seguramente, una de las primeras cosas que haces es mirarte al espejo. Tal vez te encuentras diferente cada vez, más o menos cansado, más o menos peinado, más o menos viejo; pero al final, el caso es que te encuentras.
Haz una cosa, coge algunos álbumes de fotos viejas, o rebusca entre los cedés, aquellos de las primeras fotos digitales, siéntate, y observa.
Te reconocerás, reconocerás a tu gente, a tu familia. Recordarás lugares y momentos, y serás consciente de que ha pasado mucho tiempo, y muchas cosas. Pero en el fondo, te identificaras con la persona de las imágenes, un “yo” pasado que pervive en el presente.

[SOMOS DOS: Identidad apócrifa.]
¿Hablamos de una única persona, y de dos identidades diferentes?
Un sujeto común observado desde distintos ángulos, cada uno de ellos más subjetivo que el anterior.
Por un lado lo que llamamos la identidad social, esa cara que mostramos al mundo, cuyos rasgos no son más que nuestros actos.
Por otro, la identidad personal, lo privado, lo nuestro y sólo nuestro; nuestros pensamientos e intenciones, todo lo que sale a la luz, y sobre todo, lo que no.
Estamos seguros de quien somos, sólo nosotros conocemos nuestros sentimientos más sinceros, nuestras mentiras y verdades, lo que no decimos. Incluso nos creemos capaces de prever nuestra respuesta a ciertos embrollos, o algunos de temas de dudosa moralidad. ¿Seguro? Creo que es un buen momento para introducir un refrán muy viejo que dice “nunca digas de este agua no beberé”. Sí, creo que es un dicho muy acertado en esta ocasión. Al fin y al cabo, lo que terminamos por conocer de nosotros mismos son los sentimientos de cada instante, y a lo sumo, podemos hablar de ciertos patrones de comportamiento, pero no porque hayamos hecho un máster sobre nuestra propia identidad, no, sino más bien, por algo tan simple como el hábito.
Sí, somos un ser cambiante, a la par que un animal de costumbres. Debemos ser conscientes de que al tiempo que nosotros cambiamos, en diversos sentidos, todo lo que nos rodea varía a su vez, y no podemos saber cómo, ni cuándo, nuestro mundo personal (e incluso esa enorme bola de vida en la que vivimos) dará un triple mortal hacía atrás. No. Definitivamente vivimos en espera. Esperamos las cosas, y reaccionamos sobre ellas. O actuamos para después esperar una respuesta.
Podríamos decir que nuestra identidad personal es nuestro alter-ego. Ese “otro yo” que a fin de cuentas sabe más de lo que cuenta.

Ahora volvamos a la identidad social. ¿Qué comprende dicha identidad?
Por un lado, lo que somos de cara a un estado, todo eso que va ligado a un número de identificación: nombre, apellidos, edad, nacionalidad, estado civil…
Por otro lado, algo mucho más complejo: lo que los demás ven.
Podríamos decir que los demás ven lo que nosotros queremos mostrar de nuestra identidad personal. Pero eso no es siempre así. No somos iguales para con el resto de personas, y es por ello que cada persona nos aprecia o desprecia en diferente medida, desde sus ojos, analizándonos desde una perspectiva propia subjetiva.

Pero si tuviésemos que delimitar ambas identidades, decir hasta donde alcanza cada una, no sería sencillo, ya que llegado un punto, ambas se mezclarían. La identidad social se crea partiendo de la personal, y los cimientos de esta se ven débiles si lo que ven de nosotros desde fuera se tambalea. Una y otra, son distintas y son iguales, forman parte de una misma persona.
Tratar de conocernos a nosotros mismos completamente es una tarea que roza lo imposible, ya que no podemos tener una visión global de lo que somos, lo que hacemos, lo que sentimos, y las consecuencias de todo ello.
Al final, resulta que somos nuestros actos. No las intenciones, sino los resultados.
Eduardo Galeano, en algún momento de inspiración dijo: “Somos lo que hacemos para cambiar lo que somos”.
Y no le falta razón.
Entonces, ¿podemos decir que conocemos a las personas en esencia?
Realmente, si consideramos esencia como aquello estable que conforma lo más puro de una persona, no.
Conocemos, lo de fuera. El reflejo de lo que una persona es, sus actos, sus palabras, sus gestos. Y todo es relativo entonces. Es un terreno de arenas movedizas.
En “Lejos de mi”, el autor habla del amor, de enamorarse de las cualidades y no del ser esencial. Yo me pregunto si no es el ser ese conjunto de características.
Al fin y al cabo quizá todo lo que hacemos vaya determinado por lo que somos en esencia pura, y que esa esencia sea mínima.
Cuando amas a alguien amas sus cualidades, y cuando estas desaparecen, o varían dejas de amar. Sí, pero sería justo decir que amas unas cualidades que te resultan afines en un momento dado. Tal vez esas cualidades desaparezcan, o puede ser que cambies tú.
Quizás también sea posible que ambas personas (y todas las cualidades que las conforman) cambien a lo largo de los días y los años a ritmo parejo. Veamos la vida con ojos optimistas, y no pensemos que todo lo bueno tiene un fin.

[“Mi capacidad de ilusión”.]
No somos (al menos, yo no) capaces de definir con exactitud el “yo personal”. No sabemos bien quién somos, ni hacia dónde vamos.
Quizás no somos nada importante, seguramente somos “los últimos monos” (en el sentido más amplio de la expresión) de este universo en el que habitamos. Pero ya que estamos aquí, no vamos a pasarnos la vida entre lamentos y quejas.
El autor incluye un fragmento de “El crack up” de F.S. Fitzgerald, en el que narra como el alcanzar niveles extraordinarios de felicidad lo llevo a verse sumido en un estado continuo de depresión. Y es que es así, cuanto más alto vuelas más duro es el golpe, y cuanto más grande es la herida más reconfortante es el bienestar posterior a la cura
Al final, nuestro yo personal y el social van de la mano, y somos nosotros mismos, y todo lo que nos rodea, lo que constituye lo que somos en el mundo real de las palabras y los actos.
Seamos humildes, y reconozcamos que somos pájaros que aprenden a volar. Cada aleteo reconforta y cada caída duele, y raro quien consiga mantenerse firme en el aire, y triste quien no conozca la superación.




Cristina Gallo Calvo. 
Barcelona, enero de 2010

viernes, 11 de diciembre de 2009

El problema del "YO".

Tratar el “yo” como algo impersonal, como una simple unión de dos letras, en representación abstracta de una realidad más abstracta si cabe, frente a una realidad a la cual no podemos arrancar lo humano.
El “yo”, una “y” seguida de una “o” que significan todo y no significan nada, que de una boca a otra pierden todo el sentido. Nada más que lenguaje.
Desde mi punto de vista, el intento de universalizar el “yo” es absurdo. Es una simple convención, una manera de hacer referencia al sujeto que lleva a cabo la acción. Yo, puede significar lo mismo que tú o él. Pero si nos paramos a pensar, deberíamos darnos cuenta de que sí, tal vez esos pronombres hagan referencia a un mismo sujeto físico, pero probablemente no perciban la realidad de la misma manera.
Yo, siendo consciente de mis circunstancias, de todo lo vivido y por vivir, y de una forma totalmente subjetiva, puedo pensar que soy una persona simpática. Sin embargo, mi vecino, aquel al que un día me encontré estando de mal humor, estresada y cansada, y evité saludar, seguramente pensará que soy una persona cuanto menos, antipática. Hablamos del mismo objeto físico, pero sin duda, lo percibimos de forma diferente. El yo como expresión de la persona pensante y de lo pensado por esta no se puede acotar. Nunca se podrá decir va desde este punto y llega hasta aquí, el ser humano es un ser cambiante, nunca para, nunca mantiene su estado constante, por ello tratar de definir el yo, incluso un yo individual, es utópico.

¿Existe realmente una esencia primigenia del yo?
Considerando esta esencia como punto común de partida de todos los individuos representados bajo la voz de “yo” deberíamos considerar que no es viable definirla. Al menos la existencia no depende de ella. La esencia, reducida a lo más puro, no tendría valor real. Lo que constituye el yo es la experiencia que lo moldea, hablando del yo como individuo. Un individuo que es, que se constituye con y contra los demás, inmerso en un entorno. Cada “yo” lleva consigo una experiencia, que no podemos omitir.

Como diría J. Ortega y Gasset: “Yo, soy yo y mis circunstancias.”

El individuo físico, su pensamiento, su actuación y lo que le rodea conforman una persona. Sería difícil hablar de alguien sin hacer referencia a su vida o su manera de actuar frente al mundo. No somos sólo lo que pensamos o cómo lo pensamos. Somos interactuación, somos vida en cambio constante, influidos e influyentes; esto no se puede cambiar, cada cosa que hacemos forma parte de nosotros de ese “yo persona” no nouménico.
Podemos hacer una introspección, pensar sobre lo que pensamos, y de qué modo, tratar de descifrar un yo esencial, pero seremos incapaces de separar por completo lo noúmeno de lo fenoménico.

Si de todo lo leído en el libro “Eso que somos”, he de elegir un fragmento, una frase que me parece contundente, y real por encima de todas me quedo con esta:

“El hombre es el ser natural que supera constantemente la condición en la que aparece, al mismo tiempo que esa condición es parte de su acción. Es imposible comprender al hombre fuera de su historia.” ["Eso que somos" Agustín González]

El hombre es cambio, derrota y superación, construcción y destrucción de sí mismo y de su entorno, progreso y pasos atrás, es todo lo que hace, cómo lo hace y para qué.


 

Cristina Gallo
Barcelona, diciembre de 2009.